AL CRISTO DE LA VERACRUZ
Las golondrinas volaban,
y trinaban de alegría,
porque a Cristo le quitaban
las espinas que le herían.
Que enmudezcan las campanas
de la torre del Convento,
y que toquen a son de réquiem
porque Cristo ya está muerto.
Capataz, dile a los costaleros
que lo lleven pasito a paso,
que no se rasgue las manos
el Cristo, que va dormido,
en las heridas con los clavos.
Cristo de la Veracruz,
hasta el centurión romano
te ha clavado una lanza
en tu divino costado.
Y la sangre a ti te brota
surcando la cruz abajo,
que los malditos judíos
a ella te condenaron.
Sediento y ensangrentado,
en la cruz pedías agua,
y los infames judíos
vinagre a ti te daban.
¡Que no toquen las trompetas,
que se callen los tambores,
que Cristo ya va dormido,
y, en su agonía, duerme;
y da pena que, con su angustia,
entre sufrimientos despierte.
Las campanas del convento
a luto están tocando,
porque a Cristo Jesús
lo están crucificando.
Cristo de la Veracruz,
que agonizas en silencio,
te coronan de espinas
y la sangre te manaba
sobre tu carne divina.
Tu sangre, claveles rojos
pintados de luto negro,
que va repartiendo amor
por las calles de mi pueblo.
Y hay un silencio en la noche,
y no hay estrellas en el cielo,
y los luceros se ocultan
por no ver a Cristo muerto.
Mientras, María, su madre,
en su triste soledad,
llora con pena y dolor
al ver en la cruz clavado
a su hijo el Redentor.
Jueves Santo en la noche,
noche triste en silencio,
por las calles de La Puebla
pasa Jesucristo muerto...
ABRIL 1992


CANTO A LA VIRGEN DE LA SOLEDAD
Soledad, divina de amor
llorosa vas con tu pena
tan grande es tu dolor
que caminas por la Puebla
y vas repartiendo amor.
Soledad que vas llorosa
con tanta angustia y dolor
cuando a tu hijo Jesús
los judios lo condenan
y lo clavan en la cruz.
Madre divina del alma
soledad Virgen de amor
tu hijo enclavado en la cruz
por Pilatos el traidor
que lavandose las manos
la sentencia la firmó.
Tu eres Madre Soledad
bella entre las bellas
cuando sales por la Puebla
nos vas derramando amor
y nos vas quitando las penas.
Madre de la Soledad
anda y sigue tu camino,
que en el monte del Calvario
encontrarás a tu hijo
en su última agonía
y pidiéndote auxilio.
Soledad con tu dolor
con tu llanto y con tu pena
tu hijo crucificado
condenado a la cruz
por una falsa condena.
Madre del Mayor Dolor
Soledad Virgen morena
que te quieren tus hermanos
cuando sales del Convento
y caminas por la Puebla.
Madre de la Soledad
yo te canto con amor
una saeta divina
que me sale del alma
y también del corazón.
Reina Santa, Virgen pura
Madre de la Soledad
que viste morir a tu hijo
por bien de la humanidad.
Madre del Mayor Dolor
Virgen de la Soledad
que va con pena llorando
porque a su hijo Jesucristo
lo están crucificando.
ABRIL 1994


A LA STMA. MADRE DEL MAYOR DOLOR EN SU SOLEDAD
Te vi sola en tu camino,
Virgen de la Soledad,
que llorabas con tu pena,
siendo Madre Celestial.
Entre nardos y azucenas
caminas, Madre llorosa,
Virgen de la Soledad,
porque a tu hijo lo azotan
los judíos, sin piedad.
Soledad, Madre de amor,
que lloramos con tu pena
cuando a tu hijo Jesús
los judíos lo condenan
y lo clavan en la cruz.
Te fuiste al monte Calvario
y sufriste con dolor,
porque clavan en la cruz
al Divino Redentor.
Soledad, estás velando
a tu hijo, el Redentor;
cuatro ángeles benditos
te acompañan en tu dolor.
Tu rostro es tan divino,
y tu cara tan bonita,
que nos miras, con amor,
y las penas nos las quitas.
El jazmín te perfumaba
al ver tu cara morena,
y lloraba, con dolor,
“amargaíto” con tu pena.
Con sentimiento y dolor
lloramos tu pena viva,
por el hijo de tu entraña
que, enclavado en la cruz,
al mundo lo perdonaba.
El lirio anduvo unos pasos,
y se volvió para atrás
al ver tu cara divina,
Madre de la Soledad.
Lucero de la mañana,
divina estrella;
cada vez que miro,
eres más bella.
Soledad, de pena lloras
con tanta angustia y dolor,
al ver a tu hijo crucificado
y que el centurión le clava
una lanza en el costado.
De tu divina entraña,
Madre, nos diste tu amor,
y a tu hijo Jesucristo,
que es nuestro salvador.
Hay un convento chiquito
en la Puebla de Cazalla,
donde hay una imagen bendita:
la Soledad, así la llaman.
Agosto de 1996
A LA SANTÍSIMA VIRGEN DE LA SOLEDAD
(En memoria del viejo Hormigo el carpintero, q.e.p.d.,que fue el más fervoroso cristista de la Puebla)
Con ternura y con amor,
Madre, miramos tu cara,
y, fijándonos en ella,
lloramos con tu mirada.
Divina entre las divinas,
Virgen de la Soledad,
eres pura, Madre mía,
Reina de la Cristiandad.
Hay una Madre Bendita
que está con Dios en el Cielo,
con su Hijo Jesucristo,
el Rey del Universo.
Soledad, bendita estrella,
eres una madre que llora,
al ver a tu Hijo en la cruz,
que al Padre eterno implora.
Y lloramos tu dolor,
al ver tu pena tan grande,
Madre de la Soledad,
Bendita sean tus entrañas,
Reina Virgen Celestial.
Tengo una Madre Divina
que se llama Soledad;
cuando le miro su cara
es alegría y bondad.
Tu corazón malherido,
traspasado de dolor;
tu Hijo, crucificado,
siendo el Hijo de Dios.
Carita de Soledad,
color de Virgen morena,
si grande es tu dolor,
aún mayor es tu pena.
Sangre de tu corazón,
Madre querida,
que nos diste el amor
y nos diste la vida.
Las rosas y los claveles,
el jazmín y la azucena
te perfuman, Soledad,
al ver tu cara de pena.
Soledad, tú no estás sola;
te acompañan en tu dolor
cuatro ángeles benditos
que te ha mandado el Señor.
Hay una capilla bonita
en la iglesia del convento,
y una Soledad Divina,
estrella del firmamento.
AGOSTO 1996